Cuando pises la cornisa de la vida
acércate al golfo:
allá está el canto del silencio
que devuelve la paz.
Graznidos de gaviotas traspasan
esa vidriera verde,
calma y furia de la inmensidad.
De frente el mar
sahuma los temores…
Rocía tu piel, tu boca
y con hilos de sal
te arma un escenario,
te pone alas claras
para que compruebes
que su abrazo es roce,
Amor,
Entendimiento.
Que la vida nos canta con azúcar.
Que la hiel se deshace…
Entre marea y marea.
JUANA DANGL
Publicado en la revista de S.A.D.E
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